El soplao, la cavidad de las maravillas milenarias más de moda en Cantabria acogió ayer Domingo la llegada de los campeonatos de España de ciclismo profesional. No fue sin embargo el único emplazamiento donde se vivieron con intensidad estos campeonatos, pues quedó constancia de que Cabezón de la Sal, La Hayuela, Comillas, Novales, San Vicente y todas las localidades por las que transcurrió el recorrido se volcaron dando ánimo al pelotón nacional al paso por las mismas.
A mí personalmente, como ciclista Cántabro, tanto apoyo en las cunetas me hizo sentir emocionado y quizá un poco desalentado por no haber sido capaz de dar más aún de mi mismo. He cogido la fuga de salida con la ilusión de romper tal vez con el desmesurado control por parte del Caise d´Epargne y tomar la más mínima oportunidad de romper la carrera antes de la subida al Soplao, algo que no estaba muy favorable en ninguna apuesta y que de hecho no se cumplió, al igual que no se cumplieron las expectativas de este equipo al que Plaza se encargó de relegar junto a Zaballa y Astarloza. Mis sensaciones fueron muy buenas en la primera parte de la carrera durante las vueltas al circuito Comillas-Cabezón, pero el ímpetu del grupo por controlar la carera echó por tierra las expectativas de la fuga, la cual se acabó parcialmente en La Madrid siendo en San Vicente donde se diese caza al último fugado de la escapada, Iván Gutiérrez.
Fueron varios los intentos de fuga hasta la subida, con igual resultado todos ellos gracias a la labor del Caise d´Epargne. En la última subida me resigné a acabar, pues fueron muchas que se me quedaron en la escapada y llegados a ese punto igual me daba 4 que 40. A sabiendas de que no iba a subir entre los primeros, preferí tomar un ritmo más cómodo y disfrutar del calor de la afición Cántabra y de los amigos.
Solo me queda daros las gracias a todos por vuestro arropo descomunal a este deporte en el día de ayer. Ha sido el campeonato de España más bonito que muchos hemos vivido nunca y es gracias a vosotros.